¿Qué puede hacer uno para ayudar a un cristiano apartado de Dios a “volver al redil“?
Es evidente que en personas alejadas exista una sensación de vulnerabilidad del ego al volver, sensación que conocemos como orgullo, sin embargo, la propia iglesia tiene una gran responsabilidad en este asunto tanto cuando esto recién ocurre como cuando el individuo vuelve arrepentido (o se deja ver amistosamente).
No siempre se van, a veces, los encaminan fuera.
Como acto de disciplina, la expulsión de “malos elementos” en la iglesia es una sanción recurrente en las iglesias, sanción que, por lo demás, es bíblica, no obstante es común observar que en las iglesias se suele olvidar el paso siguiente:
Este es el texto de la disciplina:
Mat 18:15-17
(15) Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.
(16) Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
(17) Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
Eso lo tenemos bien claro, pero Pablo nos recuerda algo desde su propia experiencia
2Co 2:5 Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros.
2Co 2:6 Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos;
2Co 2:7 así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.
2Co 2:8 Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él.
2Co 2:9 Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo.
2Co 2:10 Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo,
2Co 2:11 para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.
La Biblia es clara y lógica: nuestros rencores personales nos alejan de Dios inevitablemente. Lo contrario ocurre a su vez cuando postergamos nuestro orgullo.
En los demás alejamientos ¿la iglesia da la espalda a los “hijos pródigos“?
Creo que sí, aunque no generalizo esa actitud en toda la sociedad cristiana. Existe eso sí una distancia hacía el recién vuelto pues nos volcamos (y me incluyo) hacia lo nuestro y no vemos la necesidad de ellos de una buena recepción, la cual es clave, pues luego de
llegar al lugar, el arrepentido conciente o inconcientemente está tanteando el terreno, viendo si existe espacio para el o si tiene una imagen mínimamente aceptable; en muchas ocasiones vuelven luego de haber probado todo lo exterior.
A pesar de todo el análisis, aun no sé cómo ayudarlos cuando me los encuentro. Lo que si sé es que todos los casos son distintos y requieren oración.
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